La Cerámica

La Ceramica

Desde finales del siglo XIX los artistas han explorado el potencial de la cerámica como medio de expresión.

La depresión y la crisis económica de los años treintas induce a pintores y a escultores a trabajar en arcilla por ser este un material más económico que el bronce o el mármol.

A partir de 1945 aumenta el número de artistas que experimentan con cerámica. Picasso muestra el deleite y la libertad de este medio. Lucio Fontana, Joan Miro y los futuristas la liberan de asociaciones utilitarias.

La verdadera revolución ocurre a mediados de la década de los cincuenta; desde entonces muchos ceramistas deciden explorar el potencial no funcional de la arcilla. Necesitando una estética que incluya: Las asociaciones históricas de la cerámica; la importancia de la expresión espontánea y sus riesgos, reconocida por los ceramistas japoneses; el interés por el volumen; el espacio; el contorno; el vacío; la línea; la textura y la materia. Los ceramistas contemporáneos hemos incorporado a esta teoría de la sensibilidad elementos procedentes de la pintura, el dibujo, los ensambles y la escultura  Como los pintores y los escultores hemos decidido que nuestros trabajos interactúen con las paredes; la orientación vertical y la apropiación del espacio hacen posible alcanzar contrastes más agudos que los conseguidos con la ubicación tradicional de la cerámica sobre una mesa o una base.

Haciendo énfasis en la línea, la textura y la plasticidad, hemos ganado mediante el entendimiento y manejo de la materia y el fuego, superficies ricas y densas, imposibles de obtener con otros medios.